Resumen C: Incendios forestales y restauración de zonas quemadas

Prevención, extinción y gestión posterior en España

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Relevancia

 

En el año 2022, se vivió una de las peores temporadas de incendios de las últimas décadas en el área mediterránea. Aunque el fuego es un elemento natural de las dinámicas de los ecosistemas, y habitual en prácticas tradicionales relacionadas con la agricultura y el pastoreo, su recurrencia e intensidad en un contexto de aumento de temperaturas y sequías puede comprometer la regeneración de áreas naturales. Desde hace varias décadas, se observa un aumento en el número de días al año con riesgo meteorológico de incendios en gran parte del mundo. Y, la previsión es que España sea de los países del mundo con un mayor incremento. En este contexto, a nivel nacional se observa un aumento significativo constante de la superficie quemada por grandes incendios forestales, lo que pone en peligro a las personas, infraestructuras, y genera importantes daños económicos. Esta situación hace necesaria una reflexión sobre los numerosos esfuerzos dedicados a la extinción y una menor cantidad de recursos destinados a la prevención y mitigación. 

El informe de la Oficina C “Incendios Forestales y restauración de zonas quemadas” abarca desde la heterogeneidad social y ecológica del territorio español, tanto la prevención como la extinción y la gestión post-incendio, reconociendo el importante papel que pueden jugar distintas políticas sectoriales, y los abordajes multi-disciplinares.

Incendios forestales

A pesar de que el número de incendios y el área quemada total se mantienen relativamente estables y controlados (e, incluso, descienden en algunas zonas, en parte debido a la alta inversión en capacidad de extinción y a mejoras en la coordinación de los operativos y Administraciones) persiste un elevado riesgo. Asimismo, se ha observado un aumento del área quemada promedio por grandes incendios, con un incremento importante del número de incendios de más de 5000 hectáreas. Por ello, la comunidad científica indica que además de abordar las causas de ignición, es necesario reducir la capacidad de propagación del fuego en el paisaje y así prevenir los incendios más extremos. Un importante motivo es que la superficie forestal nacional ha aumentado desde hace décadas, debido a los esfuerzos en los planes de reforestación, y a la reducción de actividades tradicionales. Este segundo factor, derivado de la despoblación del medio rural, ha generado masas de vegetación jóvenes, muy conectadas, y con potencial para generar incendios con un comportamiento muy intenso. Este comportamiento se ve influido también por factores meteorológicos: mayores temperaturas, menos precipitaciones y, la ocurrencia de sequías recurrentes y prolongadas. Por esta situación se señala la relevancia que tiene comprender el impacto de los escenarios de cambio climático a través del territorio nacional, para poder predecir fuegos extremos o megaincendios y, así, adaptar la respuesta ante ellos.

España coordina su política forestal a través de la Estrategia Forestal Española Horizonte 2050. A nivel legislativo, rige sus estrategias y planes de prevención, extinción y gestión post-incendio por la Ley 43/2003 de Montes, así como con las legislaciones autónomas. Además, hay distintos protocolos, recomendaciones y documentos técnicos que facilitan la coordinación, elaborados por el Comité de Lucha contra Incendios Forestales, formado por la Administración General del Estado y por las autonomías. 

En el foco

En España, el 72 % del monte es de titularidad privada. Esta situación hace esencial la colaboración de las Administraciones con la población, con los distintos agentes y actores involucrados del mundo rural y, en particular, con los propietarios. Asimismo, las políticas de conservación y medioambientales deben tener en cuenta la importante afección de los incendios en las áreas protegidas, bien por instrumentos nacionales o autonómicos, o de la Red Natura 2000. En cualquier caso, es necesario promover la vigilancia en las zonas que tengan un mayor riesgo. Aumentar la resistencia y la resiliencia de las masas forestales en general, y en particular al paso del fuego, es un objetivo de gestión y político prioritario para la Unión Europea. En este sentido los planes que deriven de estas políticas deben integrar las particularidades de los ecosistemas españoles (mediterráneos y atlánticos) y su heterogeneidad, así como la realidad socioeconómica del territorio.

Tanto la comunidad experta como las Administraciones inciden en que, en España, persiste un desequilibrio entre la prevención y la extinción, con una mayor inversión en partidas destinadas a la extinción. La política pública de apagar todos los incendios, ante el riesgo para la población y los ecosistemas que supone el descontrol del fuego, tiene el efecto colateral de no reducir el combustible y aumentar el riesgo de una mayor intensidad y propagación. Pero también se está abogando por una relación diferente con el fuego en los paisajes, por ejemplo, mediante quemas prescritas, una estrategia que requiere la colaboración entre las Administraciones y los propietarios y que busca aprovechar los efectos positivos del fuego. Estas son particularmente útiles en el noroeste de España, donde una gran parte de los incendios se deben a prácticas tradicionales para modificar la vegetación con diferentes objetivos (por ejemplo, regenerar el pasto, facilitar la caza, mejorar el acceso, etc.). De igual forma, los ecosistemas en mosaico, que combinan masas forestales con espacios abiertos, han demostrado ser un buen ejemplo para mantener ecosistemas con una alta biodiversidad y en buen estado, a la vez que se incluyen barreras naturales a potenciales incendios.

Horizonte

Existe un interés creciente desde diferentes disciplinas para conseguir unos ecosistemas que mantengan y maximicen los beneficios que aportan a las personas: desde producción y economía forestales, hasta espacios de recreación, industria turística o servicios como agua y aire limpios. Pero también, es necesario que sean resistentes al fuego y capaces de recuperarse tras un incendio. Por la complejidad de la materia, no suele ser posible realizar recomendaciones generales. Así, la comunidad investigadora trabaja para lograr conocimiento específicamente adaptado a cada territorio y presentar escenarios que puedan: (1) predecir el riesgo de incendio a nivel local, así como qué zonas y condiciones propiciarían incendios con comportamientos que superen la capacidad de extinción, (2) tras un incendio, definir las acciones urgentes y a largo plazo (si caben), para proteger la zona y permitir su regeneración y (3) preparar los ecosistemas para el clima y los incendios futuros.

En la actualidad, la Unión Europea está desarrollando leyes para analizar cuantitativamente el estado de las masas forestales, así como para restaurar los ecosistemas. Por las escalas de tiempo que determinan los procesos ecológicos y sociales de los paisajes, los efectos de las acciones que se realizan no se pueden comprobar hasta varias décadas después. Así, en el actual contexto de cambio climático y de despoblación rural es importante, sobre todo, conseguir unos ecosistemas resistentes y resilientes y un tejido social vivo y preparado ante la ocurrencia de grandes incendios forestales.

Ideas fuerza

Aunque el número de incendios en España está descendiendo, el área promedio afectada por grandes incendios forestales está aumentando, con importantes consecuencias ecológicas, ambientales, sociales y económicas. El aumento del riesgo hace que los incendios se hayan convertido en un problema social y ecológico de primer orden, que implica pérdida de vidas, efectos en la salud y emisiones, e impactos en los ecosistemas.

En España la extensión forestal ha aumentado a lo largo del siglo XX por las reforestaciones llevadas a cabo desde los años 1940 y por la recuperación natural derivada de la progresiva despoblación del medio rural. Algunas de estas masas forestales (muchas arbustivas o arbolado joven) tienen una elevada continuidad y carga de combustible, y pueden favorecer grandes incendios, más difíciles de apagar.

La gestión de los incendios debe conllevar la adaptación de los ecosistemas, paisajes y la sociedad a un aumento en la probabilidad de fuego, por ejemplo, generando paisajes en mosaico, fomentando el desarrollo rural y el pastoreo, promoviendo aquellas especies con mayor capacidad de regeneración, y ampliando los programas de protección para especies sensibles al fuego.

La comunidad experta aboga por integrar las estrategias de prevención y mitigación de los efectos negativos de los incendios, la conservación de la biodiversidad, y el desarrollo rural, dado que España es uno de los países con un mayor patrimonio natural, y muchas áreas protegidas se están viendo afectadas por importantes incendios.

España se defiende de los incendios a través de un dispositivo de extinción de gran capacidad y experiencia. Sin embargo, hay margen de mejora de los protocolos de trabajo, la actualización de los medios aéreos, el uso del fuego técnico y la mejora en las condiciones de trabajo y la seguridad de los equipos de bomberos.

Restaurar áreas quemadas, tanto de forma activa como promoviendo la regeneración natural es una oportunidad para fomentar ecosistemas y paisajes adaptados y sostenibles a las predicciones climáticas y nuevos regímenes de fuego que puedan darse en las próximas décadas. 

En un contexto de despoblación rural, mejorar la gobernanza y el tejido social y productivo, así como mejorar los programas educativos en materia de incendios en las zonas rurales permite aumentar la resiliencia socio-ecológica frente a los incendios y lograr una gestión integral del territorio y que todos los actores sean parte de las soluciones y de las medidas de gestión que se implementen.

Aunque las competencias en gestión forestal y extinción están transferidas a las comunidades autónomas, el abordaje de la problemática debe considerar distintas políticas sectoriales y niveles administrativos: desde lo local a lo estatal y europeo, e incluyendo actores tanto públicos como privados. Las decisiones que se tomen hoy en diversas políticas sectoriales que afectan al territorio de forma directa o indirecta, determinarán el régimen de incendios dentro de varias décadas, siendo la falta de acción política la decisión con mayores impactos negativos.

Personal experto, científico e investigador consultado*

  • Brotons, Lluís. Investigador científico y coordinador Ecolandlab, CREAF-CSIC. Investigador asociado, Centro tecnológico y forestal de Cataluña (CTFC), España.
  • Calvo Galván, Leonor. Profesora titular, Universidad de León, España.
  • Duguy Pedra, Beatriz. Profesora agregada, Facultad de Biología, Universidad de Barcelona, España.
  • Gavilán García, Rosario G. Catedrática, Unidad de Botánica, Facultad de Farmacia, Universidad Complutense de Madrid (UCM), España.
  • García López, María Llanos. Jefa Área de Operaciones de Extinción - INFOCA, Agencia de Medio Ambiente y Agua, Junta de Andalucía. Presidente de la Asociación Forestal Andaluza (AFA-PROFOR), España.
  • Gornish, Elise. Cooperative Extension Specialist in Ecological Restoration, Universidad de Arizona, Estados Unidos.
  • Guijarro Guzmán, Mercedes. Científico titular, Instituto de Ciencias Forestales (ICIFOR-INIA-CSIC), España.
  • Leverkus, Alexandro B. Profesor titular, Universidad de Granada. Miembro, Fundación Internacional para la Restauración de Ecosistemas, España.
  • López Santalla, Antonio. Jefe de la Unidad de Apoyo, Organismo Autónomo Parques Nacionales. Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, España.
  • Madrigal Olmo, Javier. Científico titular, Instituto de Ciencias Forestales (ICIFOR-INIA-CSIC). Profesor asociado, Universidad Politécnica de Madrid, España.
  • Molina Martínez, Juan Ramón. Profesor del Departamento de Ingeniería Forestal, Universidad de Córdoba, España.
  • Moreno Mateos, David. Investigador Ikerbasque, Centro Vasco de Cambio Climático - BC3, España. Profesor asociado, Universidad de Oxford, Reino Unido.
  • Regos Sanz, Adrián. Investigador post-doctoral Juan de la Cierva, Centro tecnológico y forestal de Cataluña (CTFC), España.
  • Resco de Dios, Victor. Profesor agregado, Universitat de Lleida (UdL), España.
  • Rodríguez Fernández-Blanco, Carmen. Investigadora, European Forest Institute (EFI), Alemania.
  • Santín Nuño, Cristina. Investigadora Ramón y Cajal, Instituto Mixto de Investigación en Biodiversidad (CSIC-Universidad de Oviedo-Principado de Asturias), España. Profesora asociada, Universidad de Swansea, Reino Unido.
  • Sanz Sánchez, Maria José. Directora, Centro Vasco de Cambio Climático - BC3, España.
  • Vázquez Varela, Carmen. Profesora titular de Análisis Geográfico Regional, Universidad de Castilla la Mancha, España.

Método de elaboración

Los Informes C son documentos breves sobre los temas seleccionados por la Mesa del Congreso que contextualizan y resumen la evidencia científica disponible para el tema de análisis. Además, recogen las áreas de consenso, disenso, las incógnitas y los debates en curso. El proceso de elaboración de los informes se basa en una exhaustiva revisión bibliográfica que se complementa con entrevistas a personas expertas en la materia y dos rondas de revisión posterior por su parte. La Oficina C colabora con la Dirección de Documentación, Biblioteca y Archivo del Congreso de los Diputados en este proceso.

Para la elaboración del presente informe, la Oficina C ha referenciado 325 documentos y consultado a un total de 18 personas expertas en la materia. Se trata de un conjunto multidisciplinar del cual el 56 % pertenecen al área de ciencias de la vida (ecología, restauración ecológica, ciencias ambientales, botánica), el 33 % a las ciencias físicas e ingenierías (ingeniería forestal, ingeniería de montes, ingeniería agrónoma, personal técnico y de operativa) y el 12 % a las ciencias sociales y humanidades (geografía y sociología). El 79 % trabaja en centros o instituciones españolas, mientras que el 21 % tiene al menos una afiliación en el extranjero.

La Oficina C es la responsable editorial de este informe.

Cómo citar

Oficina de Ciencia y Tecnología del Congreso de los Diputados (Oficina C). Informe C: Incendios forestales y restauración de zonas quemadas. (2023) www.doi.org/10.57952/w67p-j094

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Incendios forestales y restauración de zonas quemadas